sábado, 25 de diciembre de 2010

Mensaje institucional


Esta mañana se ha encontrado en una papelera de La Zarzuela el verdadero discurso que S.M. iba a dar anoche.

Me llena de orgullo y satisfacción estar otra Nochebuena más dentro de vuestras televisiones, y es que el tiempo transcurre, y ya es mañana. Aunque te quedes al margen, aunque no quieras. Y cuando te das cuenta ya no hay una primavera, sino un verano pegajoso que pronto deja paso a un otoño ocre, con el que los árboles pierden sus hojas y se recuperan los abrigos con olor a naftalina, y así entre crisis ninjas y mundiales de fútbol, los almanaques pierden las suyas y el círculo se completa con el frío invierno.
El invierno me gusta. Los cielos están pixelazos y las calles tienen una fotografía en blanco y negro, como los videoclips de Antón Corbijn. Hasta que irrumpe la Navidad, con sus colores intermitentes y su efímera luminosidad. En Navidad la gente tiene por costumbre felicitarse por el cumpleaños del tipo que inventó el logotipo de la Iglesia así que como no soy nadie para quebrantar las leyes inmutables del universo os envío la acostumbrada felicitación navideña que os llene de esperanza. Todos albergamos esperanzas. La mía que me toque el Gordo, pero todos los años recuerdo el día del sorteo que no he comprado ningún décimo.
Desde hace siglos la raza tiene por costumbre ser felices durante dos semanas así que aprovechad y agasajad con bonitos gestos a los vuestros. Reíd la misma anécdota que escucháis todas las Nochebuenas mientras escucháis mi discurso,y sonreíd, que soy muy campechano. Aprovechad las posibilidades de redención que os ofrece las complicidades previas propias de las fechas. Haceros amigos del mono vestido de superman.
La Navidad es época de turrones y mazapanes, de comidas opíparas y bebidas espirituosas y cuando las gambas se ponen sus mejores galas, mientras zambombas y villancicos ponen la banda sonora de lo que serán resacas e indigestiones. La Biblia asegura que Jesucristo inventó la Navidad, pero yo estoy convencido de que fueron los fabricantes de Almaz y alkaseltser.
Estos días están llenos de posibilidades y buenas acciones y quizás con sobredosis de amor vuestros corazones estallarán en una nube de confeti, pero sobre todo en estos días se puede volver a ver un especial de Raphael por la tele, aunténtico soundtrack de las noches navideñas. Seguro que a Ian Curtis le hubieran dado tiempo hubiera hecho la canción navideña definitiva.
Y si sobrevivís a los excesos pedidles a los Reyes Magos, que por cierto,Baltasar es mi primo negro, salud,dinero y amor, que yo por mi parte les pediré que me expliquen el sentido de la vida.
Besos Juancarlistas y saludos de Doña Sofía, ¡y que vivan las monedas de dos euros!

El Rey


Pues eso, que Feliz Navidad y tal.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Y entonces una marioneta me dijo: “pero tío, qué estás haciendo”


Se abre la puerta. Al fondo una mesa con viandas. Camareros que circulan con bandejas de canapés. Entro aturdido, un poco desorientado.
Lo último que recuerdo es estar sentado en una terraza, tomando un café con una modelo ucraniana portada de mayo 06 en FHM hablando sobre el estado del mercado de valores, y de repente me encuentro en una fiesta con música country a la que ni recuerdo como he llegado. Los Rolling Stones forman la orquesta tocando éxitos con ritmo sureño ataviados con sombreros de paja y banjos. No doy crédito. Confundido me acerco a la barra a pedir un combinado que me aclare las ideas, si es que se puede colocar alguna en su sitio. El camarero es Adolf Hitler y me pregunta lo que quiero tomar. Me quedo paralizado por lo estúpido de la situación sin contestar, y Hitler el camarero empieza a espetar insultos en alemán maldiciendo por hacerle perder el tiempo. Salivazos nacionalsocialistas tropiezan en mis gafas. Petrificado como una figura de escayola ante el furibundo fureher con pajarita y chaqué solo acierto a pedirle cambio de 20, con lo que consigo enfandarlo provocándole ingurgitación yugular y la total pérdida de papeles, cuando alguien me tiró del brazo y me arrancó de la barra. Era Michael Jackson.
- ¡Que haces estúpido! ¡Ese tipo de ahí fue el Rey de Alemania! Le tenía alergia a los judíos ¿no serás judío?
Le secuencia lógica de acontecimientos indica que ahora debería aparecer un mono vestido de superman y acto seguido una tortuga con rizos cantaría la Traviata, pero en lugar de eso Michael Jackson me dedica una explicación
- Tal vez te preguntes dónde estás, cómo has llegado aquí o por qué John Wayne está recogiendo colillas junto a la fuente. Pues bien, la respuesta es sencilla. Estás en el infierno, y esta es una fiesta para la recepción para los nuevos inquilinos que llegan al Hades. Si te fijas bien todos los presentes son personas que en vida se ganaron el derecho a pasar la eternidad entre azufre leguas de fuego. Ese de allí es Saddam Hussein, el del hábito Tomás de Torquemada, el de las gafas de sol Jim Belushi y la que mordisquea los canapés y los vuelve a poner en su sitio La Madre Teresa de Calcuta. La condena eterna es para todos los presentes, incluido yo, lo que pasa que Belcebú siempre fue fan mío, así que me tiene de Cicerone. Satanás, en su inmensa sabiduría, colocó a las más pérfidas criaturas que han visto los siglos a cargo de los trabajos más infames que ha visto la creación. De ahí que Atila el Huno trabaje en el McDonals del Hades y que Hitchcock recoja las ñordas de Cerbero.
-Y si es así ¿por qué están los Rolling tocando si no están muertos?
-No los llames los Rolling. Llámalos los Stones. Está pasado de moda. No están muertos, ni morirán. Un pacto con Satán y esas cosas ¿O como crees que todavía son capaces de drogarse y subir a cocoteros?
Notaba como mi cara iba descomponiéndose por momentos mientras un Michael Jackson de ultratumba me contaba la historia más surrealista que había escuchado jamás y en la que solo faltaban hadas y dragones rosas. Como no sabía que hacer se me ocurrió que lo más sensato sería seguirle el juego, así que le hice otra pregunta
-Disculpe Sr. Jackson, pero si yo estaba en una cafetería de Gran Vía leyendo la Biblia còmo he llegado aquí.
-La respuesta es fácil. Mientras estabas “estudiando la Biblia” un camionero iba escuchando Cadena 100, y en el programa que emitían regalaban una camiseta al primero que acertase el fragmento de la canción. La canción era Lola, y el camionero un fan de los Kinks, así que instantáneamente acertó, así que ansioso por conseguir la camiseta comenzó a llamar por el móvil, y como padece de vista cansada no veía bien los números así que se puso a buscar las gafas desviándose de la calzada y estrellándose.
-Así que he muerto atropellado por un camión…
-Estás muerto, pero no atropellado. El camión se estrelló una calle más arriba y una vecina chismosa que estaba regando las plantas no alcanzaba a ver el accidente, así que se inclinó hacía fuera arrojando una maceta al vacío.
-Eso explica porqué estoy lleno de tierra. Me calló una maceta encima.
-En realidad la maceta descalabró a su contertulia. Estás manchado de tierra porque al caer al suelo te arrojaste sobre ella y comenzaste a magrearle el pecho haciendo como le practicabas la RCP.
-….Ah, claro…entonces, a que se debió el acto de mi muerte.
-Centrado en la caja torácica de la chica la vejiga te estalló aguantándote las ganas de orinar.
-Siempre supe que mi muerte sería ridícula…Vale…,puedo creerme que esté muerto y tal, pero ¿qué hago en el infierno?
-Mentiroso, promiscuo, neurótico, vago y ruidoso ¿de verdad esperabas alguna vez ir al cielo?

Decidí que lo más sensato era seguir a Jacko a donde ponían la barra libre.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El plano secuencia


El otro día leí en el periódico la confirmación de que el fin del mundo está cerca, detallando con una seguridad notable la causa de semejante evento y sorprendiéndome la naturaleza del mismo por su macabra sencillez cuando esperaba como fin de fiesta algo más de características bíblicas. La fatídica noticia que augura el cataclismo último relataba como un grupo de intelectuales, pero de los de verdad, de esos que llevan bata y se esconden en laboratorios, no de los que usan los políticos para que les asesoren y de los que presentan programas en la radio, advierten que el chocolate es un producto que está en peligro de extinción, y que de aquí a 20 años será un bien exiguo. En un futuro no muy lejano la producción disminuirá de tal manera que se producirá una importante escasez que encarecerá el producto de modo que se convertirá en un bien de lujo solo accesible a fortunas como la de Bill Gates, Donald Trump o el muñeco del monopoly.
En una distopía semejante me imagino a las masas exaltadas sin rubor saliendo a la calle buscando una onza de chocolate que llevarse a la boca mientras hordas de adictos luchan entre si por un pedazo de la semilla del cacao. Con almendras, con leche, blanco, con avellanas. Un bombón de licor protagonista de duelos fraticidas. La secuencia puede ser aún más dramática, porque no me imagino que podría componer la base de la dieta de los/las despechados/as si no existiese el chocolate. Una ruptura no volvería a ser lo mismo, porque las rupturas si por algo merecen la pena, además de por el infravalorado sentimiento de desdicha que las acompaña, es por la posibilidad de poder comer chocolate sin mesura sin tener que ser juzgado. En esas circunstancias concretas de infortunio se permite incluso hasta chuparse los restos de los dedos. Los mayas y Roland Emerich nos advertían del fin del mundo tal y como lo conocemos para el año 2012. Tal vez se equivocasen en las cuentas y se produzca en 2032. Porque estoy convencido que el fin del mundo ocurrirá así. Se sentido tiene un mundo sin chocolate. Sin chocolate volver a casa al alba sería una experiencia incompleta, desaparecería la figura del churrero, tan infinitesimales como necesarios, pero sobre perecería la perversión favoritas del público. A mi me encanta todo lo que está recubierto de una espesa capa de chocolate. Sobre todo las rubias de 90 de pecho.
Reconozco que este asunto me fascina pero poco me he prodigado en el, excusado siempre en vergüenzas ajenas y sábanas de satén que no admiten lavado a máquina , y de las pocas ocasiones en las que me han consentido guardo mal recuerdo, como en la última ocasión, cuando unté a una chica con el síndrome de Quention Tarantino. Pero sin embargo nada tuvo que ver esta con la otra, una chica dulce pero de intricada personalidad. Una dama tan complicada como el año pasado en Marienbad. Intentaba convertir una relación de partículas que estaba condenada al olvido en una interacción a escala cósmica. Ella sabía donde se metía y es que aunque no quisiese darse cuenta, el amor no correspondido siempre resulta ridículo.

Siempre pensé que el fin de los tiempos vendría con un Apocalipsis zombi o con una invasión alienígena,nunca por esta causa. Solo espero que la escasez de chocolate no me joda la publicación de mi autobiografía.

Síndrome de Quentin Tarantino: Esperar que sus siguientes polvos también sean un Pulp Fiction

domingo, 7 de noviembre de 2010

Hoy en día si no tienes una trilogía no eres nadie. La mía va sobre UFOs (Fenómeno OVNI. Parte III)


La última vez que fui abducido andaba en pelotas por casa, recién salido de la ducha y con una toalla en la cabeza a modo de turbante para que se me secara el pelo. Fui a la cocina buscando una magdalena que echarme a la boca, y justo cuando abría la alacena desaparecí de la cocina y sin saber como estaba en Júpiter, desnudo, con una toalla en la cabeza, y lo que es peor, sin mi magdalena. Es lo que tienen los UFO. Te abducen y ni te avisan ni nada. Podían mandar un SMS, o por lo menos tocar al telefonillo de la puerta.
En realidad estos señores no son mala gente, me dieron una bata y una bolsa entera de magdalenas aliens, que por cierto estaban algo duras. Se ve que se dejaron la bolsa abierta. Me extrañó que tuvieran magdalenas en el espacio, pero decían que la mayoría de su alimento es parecido al nuestro y que lo que más le gusta son los altramuces.
Lo que creo que les pasa es que no han sabido contratar un publicista en condiciones que les de buena prensa y por eso la gente no se fía de ellos. Algo así como lo que le pasó a Richard Nixon.
No es la primera vez que me abducen y siempre creí que lo hacían por mis innatas cualidades de líder o por mi gran fotogenia, pero en realidad solo lo hacen porque soy una persona desocupada. Y mi madre decía que así no llegaría lejos en la vida. Pues fíjate, hasta Júpiter nada más y nada menos. En esta ocasión la abducción no aducía a ningún motivo relevante, simplemente a estadísticas que cubrir, y es que a pesar de los años luz de ventaja que nos llevan ellos también tienen señores con traje que se sientan en despachos y solo entienden de números que poco tienen que ver con la realidad.
La nave por dentro era parca en cosas y limpia, aunque un poco oscura. Se notaba que eran alienígenas sencillos y con unas cortinillas y unos tapetes lo tenían todo muy mono. Me pasaron al salón de actos, que viste más, y allí me explicaron el sentido de la vida, y me dijeron cosillas como que Yoko Ono era alien o que el Guggenhein en realidad es chatarra tirada que tenían por ahí.
En un momento de inspiración de esos poco propios de mi les pregunté que porque no van a la tierra y se dejan ver abiertamente. Se harían de oro e incluso saldrían en camisetas, pero decían que nos tienen miedo. Me parece comprensible. Nuestras referencias alienígenas son los xenomorfos de Ridley Scott y los bichos de Depredator así nos creemos que son. Las suyas Hannibal Lecter, Jack Torrance, Alex DeLarge o María Patiño. Normal, así no hay quien se atreva a venir. Por eso prefieren mirarnos desde lejos y de cuando en cuando acercarse y preguntarnos a alguno como vamos, que nuevo estúpido político hemos elegido esta vez o si el Granada C.F. ha ascendido por fin a primera división.
No son malos tipos. Algo ariscos al principio y cecean al hablar el castellano, pero preparan un pollo al curry cojonudo.


Yo solo espero que después sacar esto a la luz y desmitificar el rollo OVNI me inviten a sesudos programas de La 2 donde los tertulianos sean gente culta con gafas y vistan con chaquetas de pana. Eso y que la próxima vez que me abduzcan me avisen, que se me queda el correo sin recoger y las plantas sin regar.

domingo, 17 de octubre de 2010

Un combinado de fósforo y rabillos de pasa. Mezclado, no agitado


Reconozco que tengo mala memoria. Es uno de mis peores defectos, incluso peor que mi falta de criterio, mi adicción a las aspirinas, mi superficialidad o mi enfermiza obsesión por los zapatos de charol.
Esta tara comenzó a manifestarse cuando aún era pequeño. De hecho fui víctima de la desmemoria durante los tres primeros años de vida, un periodo durante el que permanecí con el pañal pegado al suelo. Por mucho que mi madre lo intentase no tomaba una posición erguida, y si acaso de cuando en cuando les dedicaba un breve gateo. Esto fue confundido en mi casa con algún tipo de defecto psicomotriz o anatómico en mis piernas, pero en realidad mi comienzo tardío en la deambulación no se debió a otra cosa que a la mala memoria. No me acordaba de que podía andar.
Cuando crecí muchas veces se me olvida en que dirección había que andar, y andaba de espaldas o incluso de lado. Había veces que en lugar de ir venía.
Por culpa de este defecto me gané mi primer azote. Aún siento el palpitante dolor en el trasero por ese zapatillazo de mi madre. Se me había olvidado como se hacía pis.
Esta imperfección me brindó numerosas trifulcas con mis padres durante mi adolescencia. Frecuentemente tendía a pasear desnudo por casa e incluso por la calle. Rebeldía adolescente decían, desmemoria en realidad. Disparidad de criterios. Paradójicamente a día de hoy puedo acordarme de cosas de antes de nacer. Líquifo amniótico y cordón umbilical. Poco que contar.
Ahora siendo adulto me da por escribir, despreocupándome porque si se me olvida mi vida se que la tengo aquí.
Así que si leéis esto dejad de guardarme rencor. Es por mi mala memoria que después de acostarme con una mujer no la vuelva a llamar.

sábado, 9 de octubre de 2010

Alerta de Spoiler: Al final de esta historia acabo naciendo


Todas las cosas tienen un comienzo, y el mío fue hace cada vez más años en la tierra de Lorca, Francisco Ayala y la mala follá.
Yo nací muy pequeño del vientre de mi madre, siguiendo la costumbre de los miembros de mi familia, y aunque los embarazos normalmente duran nueve meses el mío duró once. Estaba realmente agustito y no me apetecía salir. Siempre he sido un tipo reposado, que le voy a hacer. Y aunque los niños suelen nacer con un pan debajo del brazo yo vine con una hoja de reclamaciones.
Además de nacer pequeño ya nací con barba, algo que pareció desconcertar a los presentes en el alumbramiento que no dejaban de tomarme fotos con cara de asombro, cuando el asombrado debía de ser yo, que cuando más cómodo estaba flotando en el líquido amniótico se hizo una luz y un grupo de señores vestidos de verde con mascarillas se empeñaron en sacarme del útero a la fuerza. Ellos tiraban de mí y yo volvía hacia dentro. Aquello fue un desalojo en toda regla. Me decían que lo estaba haciendo mal, pero claro, yo que sabía si era la primera vez que nacía. Creo que se molestaron porque al salir se ensañaron conmigo y se emplearon con violencia. Me golpearon en el trasero y me cortaron el cordón umbilical que nunca más me volvió a crecer. Yo pensaba que se trataba de la Guardia Civil que me multaban por exceso de velocidad en el nacimiento. Años más tarde me enteré de que eran médicos y enfermeras, que no te multan pero que se empeñan en quitarte de todo lo que gusta.
Una vez que ya estaba fuera mi madre no quedó totalmente satisfecha con el resultado, así que intentó meterme dentro otra vez. El médico la disuadió de hacerlo. Días más tarde me encontró la señora de la limpieza debajo de un armario. Ella asegura que fue un despiste, pero yo no la culpo, hacerse cargo de un niño que nada más nacer te pide para su cumpleaños un agujero negro no debe ser grato. Cuando nací lo hice desnudo y con un superpoder: el de no elegir nunca la cola rápida en un supermercado.
Fuera del hospital mis padres me llevaron a su casa, que era casi tan húmeda y calentita como el vientre materno pero con menos vistas a la calle, y allí me dieron un nombre y un alma, que creo que venía defectuosa porque a veces tengo que resetearla.
Con el tiempo crecí, mi barba creció, seguí eligiendo la cola lenta en el supermercado y decidí que lo mío era ser aspirante a Crápula, pero eso ya es harina de otro costal.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir follar como animales?


Esta entrada no trata sobre sexo, ni tan siquiera sobre amor. El título solo es producto de una mezquina maniobra comercial para atraer lectores. La culpa no es mía, es del sexo, que vende. Esta entrada en realidad trata sobre un bañador. Un bañador que me compré ayer. Me encanta. De color rojo y clara inspiración ochentera. Tiene un estampado lisérgico, un cordón morado y un bolsillo con velcro. Se que a estas altura de verano no procede comprarse un bañador, pero a mi me gusta darme mi primer baño en Septiembre. La gente se sorprende y me señala, pero no me resulta raro, siempre me han dicho que me gusta hacer las cosas a destiempo, y tal vez tengan razón. Hago cosas como comer pucheros en verano y frigopies en invierno o dormir desnudo pero sin quitarme los calcetines. No creo que se trate de ningún desorden mental, simplemente un contumaz espíritu de contradicción aliado con mi innata capacidad para llegar tarde. Las dos cosas son verdad, sobre todo lo de llegar tarde. Siempre llego tarde, lo hice hasta en mi nacimiento. No es la primera vez que me lo insinúan, sobre todo mi madre que constantemente me dice que soy retrasado. De hecho, debido a mi costumbre de llegar tarde tuve un accidente. Fue cuando era domador de leones. Una día llegué tarde a la función,y el león, que era muy profesional, se molestó por mi retraso y me comió la pierna. Pero el asunto no me disgustó, al contrario, debido a eso me pusieron una molona prótesis polivante hecha a base de silicona y acero inoxidable. Me la hicieron a diseño, de un material que permite dibujar cosas y borrarlas como si de una pizarra se tratase, con lo cual puedo cambiar de tatuaje las veces que me de la gana y se puede desmontar, usándose como arma de defensa o como delirante juguete sexual. Además les pedí a los técnicos que incluyesen compartimentos secretos para guardar cosas, como la de Robocop.
Pero sobre todo hay que ver que bien combina con mi nuevo bañador rojo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Tengo una pregunta para usted...


¿...Me dará mi médico la baja por padecer una crisis existencial?

domingo, 5 de septiembre de 2010

En una casa pequeña la puerta siempre está más cerca


Me encanta estar solo. Aunque también me gusta estar acompañado. Arriba y abajo alternativamente, abajo si me dejan elegir. Algunos me llaman huraño, otros soberbio. Yo me considero un incomprendido. Una alteración genética me hace ver el mundo en slow motion, como las películas con maquetas de Ray Harryhausen. Desfasado. No es que nadie esté a mi altura, es que nadie va a mi velocidad. Es por eso que a veces me invitan a fiestas y sin querer acepto. Es lo que tiene que tu interlocutor te parezca caricaturesco, te descojonas y le das la razón como a los locos.
Comprometido por culpa de mi ineptitud entro a desgana en la habitación. La música me acompaña a la vez que veo a la gente moviéndose a 50 fotogramas por segundo. Me saludan, les saludo, pero lo único que me importa es ese ponche junto al bar mugriento: aguardiente, azúcar, limón, té, agua y ácido desoxirribonucleico. Súmalos y verás como las matemáticas nunca fueron tan apasionantes.
Regateando tipos candidatos a hacer de Pingüino en la tercera película de Batman trato de llegar a la ponchera. Esto no quiere decir que yo necesite beber, es el resto del universo es el que necesita una copa de más. Mientras me relamo con el aterciopelado sabor del desoxirribonucleico una chica con los dedos púrpura se acerca a mí. Pelo rizado y un vestido azul, se come la anchoa y aparta la aceituna. Me pregunta si considero correcto usar dos veces la palabra gato en el mismo título aunque se refiera a cosas distintas. Ella sola lo debate y se responde. Yo no dejo de pensar en lo mucho que se parece a Cyndi Lauper. Eso me recordó a cuando fui una estrella pop de los años 80. De hecho por mí se acuñó el término de “estrella pop de los años 80”. Incluso una canción mía salió en la banda sonora de “Miami Vice”. Gloria efímera con la que pasé de moda junto a los sintetizadores y los peinados caldados.
Mientras trato de recordar la portada de mi segundo Lp la chica que se parece a Cyndi Lauper me coge de la mano y me invita a ir a su casa. No me parece demasiado atractiva pero en el coche siempre llevo una vieja botella de ron junto a un rastrillo de seis dientes.
Pero esto no es lo que creo y el día se viene abajo. En su casa, en su cama y no estoy desnudo sobre la cama, solo pienso en que ojalá tuviera un buen granizado de diazepam.
Es la primera vez que una chica me invita a su casa para escuchar “El larguero”.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Por favor, acaben con él


El verano está sobrevalorado. No hay estación que odie más y no recuerdo que me haya gustado alguna vez. Me irrita y me supera. No son manías, son hechos contrastados y catalogados sobre una maldición anual que vino con el pecado original. No es algo tan raro. Es bien conocido por todos que los genios odiamos la canícula: Homero no escribía poemas en verano, Einstein quiso nacer en Alemania para no pasar calor y Chaplin rodó “La Quimera de oro” para poder huir una temporada a Alaska. Y es que el calor me aturde, me enerva y me va fatal para el cutis. La gente me recomienda que vaya a la playa, pero nunca alcancé a amar el concepto de arena en el culo. Además la sal no es para mí, es para las comidas y para las heridas de tus enemigos. En el estío los males se multiplican: los atascos, los turistas y los niños, sobretodo los niños. Esas pequeñas minipersonas infames no dejan de llorar, de incordiar y de joder con la pelotita. Todo por culpa del maldito Herodes. Los niños son casi tan molestos como los mosquitos, que con su zumbido trompetero me condenan al desvelo y dejan mi cuerpo como una zona desmilitarizada.
En verano tu pareja te da calor, como si te hubieras acostado con un radiador, el sillón se transforma en velcro y entrar en tu coche es la más dolorosa e inhumana de las torturas. No soporto la canción del verano y ni los regalo del Cola-cao.
No dudaré en venderme al primero de los dioses que acabe con el verano. Sin escrúpulos ningunos profesaré su religión.
Tópicos, topiquitos y topicazos. Lo que realmente me jode del verano es que las mujeres no usen mi prenda de vestir favorita: las botas.

martes, 17 de agosto de 2010

El principio de incertidumbre en el flechazo.


Desde pequeño he tenido un serio problema de atracción que me ha marginado, atracción sexual se entiende, no de atracción de feria, aunque alguna mujer me haya catalogada de ello. Varios entendidos en la materia lo han calificado como una nueva filia dentro de las perversiones sexuales aún sin bautizar. Han sido horas de frustraciones y lágrimas maternales, a la vez que cientos de dólares invertidos en psicoanalistas. Hay a quién le gustan solo las morenas, las bajitas o en un sentido más retorcido solo las mujeres de otra raza. Yo en mi caso siempre he sufrido una atracción patológica por las chicas gafapasta. Toda mi vida enamorado de Björks, Nawjas Nimri e Isabeles Coixet. Vergüenza y miradas juiciosas mientras le pedía a mi kioskero una revista de tendencias, erecciones pudorosas en la FNAC de la zona.
Una enfermedad como otra cualquiera que me afecta a mí, un tipo de toda la vida de chupa de cuero, melena, comer con las manos, fan de Ortega y Pacheco y de muchos vicios. Pero por más que quisiera no puedo evitarlo. Pierdo el culo por chicas que usan palabras como “prosopopeya”, “desarmonía” o “inefable”. Me gusta penetrarlas mientas gritan “¡Inconmensurable!” Un incomprendido que vaga por clubs de lectura buscando hembras ebrias de falso elitismo y dogmas geométricos.
Para seducirlas no he tenido más remedio que introducirme en su mundo. Asistir a pases de películas de algún cretino danés, escribir en el Messenger con gris o aprenderme el dial de Radio 3 en cincos ciudades distintas. A una de ellas le tuve que prometer que Tom Yorke tocaría en nuestra boda. Solo pude conseguir al bajista malo de los Metallica. Fue el divorcio más rápido de la historia.
Las citas con este tipo de chicas son jodidas: pocas palabras, muchas miradas, ritmo lento y a veces son en blanco y negro. Y siempre en un Starbucks, claro. Una vez que consigo seducirlas y llevármelas a mi casa el coito se llena de parafernalia y efectismo. Completa obsesión por la adaptación. Ellas no dejan de buscar los subtítulos. A la mañana siguiente me encuentro sucio. No importa, un zumo de naranja y me siento mejor persona.
Ellas solo se enamoran de tipos que usan converse. Pies planos y cerebros cóncavos. Si se fijan en mi es porque les gustan los playmobil, y yo tengo un peinado a lo playmobil que me hace mi madre. Treintañeras liberadas con perversiones con muñecos articulados.

La vida no es fácil. Podrían gustarme las eslovacas, otros hombres o incluso los animales, pero sin embargo no puedo resistirme a los jerseys de lana, los pañuelos, y por supuesto a las gafas de pasta.

martes, 3 de agosto de 2010

Conclusiones grimosas tras una final mundialista: días de sudor y cerveza


Me gustan mis amigos. Por favor, no me malinterpreten buscando un trasfondo homo erótico en mis palabras. Simplemente me refiero a que un hombre necesita de vez en cuando la compañía de otros varones. Compartir de manera sana una serie de momentos de evasión masculina por el bien de la salud mental. Está claro que el olor, el tacto y el sabor de una dama jamás será lo mismo que el de un salón lleno de machos oliendo a rancio, pero hay momentos en los que un hombre necesita quedar con sus amigos, para ver un partido de fútbol o para jugar una buena partida de póquer. El olor a puro en el ambiente y unos wiskys en la mesa mientras desplumas a tu compadre, de lo mejor que se encuentra a este lado de la vía láctea. El ritual dominical de partido con cervezas y ganchitos mientras se comenta la jugada. La jugada de la noche anterior, claro está. Todo un homenaje a las travesuras de fin de semana.
Así, cuando se aproxima un acontecimiento que requiere de testosterona, tómese como ejemplo la final de un Mundial y el estreno de una baraja de póquer, cojo el teléfono y llamo a los colegas.
Estos a su vez se dividen en dos subcategorías: solteros y casados.

Los solteros se encuentran todos saliendo con alguna muchacha, bien en la primera cita o en el momento incipiente de la relación. A efectos es lo mismo. No pueden acudir porque se deben a la chica, ya sea para asegurar el éxito costal esa noche o para impresionarla y repetir cita. En cualquier caso se puede decir que anteponen unas pelotas a otras.
Los solteros eran mi mejor baza.

Los casados por su parte se encuentran atados de maneras muy distintas. Bien por esa criatura vomitona que huele, bien por esa suegra con la misma cara de Jabba el Hutt, capaz de devorar asados a velocidad sobrehumana mientras critica a su yerno por no ser tan bueno para su hija como el elegido por ella para el arreglo matrimonial. Casualidades de la vida, esa noche que les llamas deben comprar agua embotellada o elegir cortinas. O peor aún han olvidado compulsar la fotocopia que han de entregar junto al resto de papeles para que sus señoras les den permiso. Si sus mujeres cogen el teléfono asegurarán que sus maridos prefieren tender una lavadora antes que ver un partido en mi pantalla de 42´´. Una terrible indisposición que nada tiene que ver el póquer afectará de repente a su mujer.
Es por eso que en vista de la predisposición no me queda más remedio que tirar de agenda y comenzar a llamar a una serie de señoritas

-¿Ana? ¿Qué tal? ¿Por qué no te vienes a mi casa? Y tráete amigas…si, si, ya verás…

Y así, una a una, comienzan a desfilar esbeltas damas por mi salita de estar, mientras toman asiento con cara de perplejidad, debiéndose esa cara probablemente a que esperaban disfrutar de una noche de sexo animal. No las culpo, conocen mis perversiones. Es más, entiendo que se sintieran ofendidas por mi nulo interés en sus tangas. Pero reconozcámoslo, no solo de folleteo vive el hombre.

miércoles, 14 de julio de 2010

Pienso en el tamaño de tus pechos a todas horas.


No dejaba de mirarlos. Los seguía arriba y abajo con su suave vaivén, babeando sobre su camisa de forma intermitente. Era una pobre criatura que miraba fijamente unos pechos. Pero que pechos…, voluptuosos y turgentes, lo más bello que un sujetador puede esconder. Daban ganas de perderse en ellos. Los hombres anhelan la excelsa prominencia debajo de la blusa, pero digamos que esa mujer no habría podido manejar con destreza un arco en la edad media. Una agradable conformación en el tórax femenino que alcanza la perfección matemática de sus curvas. Ecuaciones, diagramas e integrales que desafían la Ley de la Gravedad.
El sol penetra entre los huecos de las persianas, marcando al contraluz su curvilínea figura, magnificando el ejemplar trabajo del Todopoderoso. Se pregunta si hoy podrá morderle los pezones. Erectos y con una areola edulcorada, insinuados por un escote descarado. Binomio divino convertido en pecaminosa obsesión.

Ella tenía unos pechos carnosos, naturales y golosos.
Él 5 meses y un hambre atroz.

viernes, 9 de julio de 2010

El vaso está medio vacío, pero seguro que ya se lo han bebido.


Hoy es uno de esos días en los que todo se torna en pesimismo. Ese día en el que las ideas se acuestan sin condón con Ian Curtis y el director de fotografía decide que tu vida sea en blanco y negro. Días en los que el alma se da la vuelta y te preguntas para que escribir o para que hablar si ser misántropo es una cosa que no se elige.
Llamo por teléfono. Salta el maldito contestador. Un mensaje pregrabado. Suspiro resignado…
Te levantas y a tu lado otra desconocida. Un pecho de tamaño absurdo asoma entre las sábanas. ¿Luz o coño? Una mañana más con una ridícula elección. Mirar como el reloj cambia los dígitos me parece más divertido.
Vuelvo a llamar. De nuevo el contestador. Odio la voz mecánica de la operadora telefónica.
Un periódico en la mesa con una mancha de café. Es de hace dos días, pero bien podría ser de hoy, con las mismas noticias de siempre formando un bucle desalentador. No me gusta ninguna y el crucigrama lo han hecho. Soy como el nadador de la piscina vacía.
Un suspiro con la media de Leonor Waitling alrededor del cuello.
Insisto. Ahora comunica. Me exaspero…
Mi mente trata de huir, pero esta vez la he cogido a tiempo. Ya lo intentó una vez. Aprovechó que abrazaba al viento y corrió. Se montó en un coche blanco y se alejó mientras yo solo podía señalarla con el dedo, sin articular palabra, sin hacer nada, hasta que un poste en erección se cruzó en su camino.
Una nueva llamada. Una indeferencia conocida.
En estos días mi humor es como un bisturí. Como un bisturí con la punta roma y sucia que corta carne dirigido por la mano de un viejo sátrapa. Las canciones de la radio te suenan a Bahaus. La voz de la vecina te suena a Bahaus. El trino de los pájaros te suena a Bahaus.
Vuelvo a llamar. No obtengo respuesta, vaya novedad.

¡¿Por qué La Muerte nunca me coge el teléfono?!

jueves, 24 de junio de 2010

El pánico está en el aire. Esto me lo enseñó Michael Bay


La amenaza ovni está cerca, más viva que nunca, y no se encontraba tan presente desde el rapto extraterrestre de la hermana de Mulder. Aún hoy día queda mucho incrédulo, pero es imposible dudar de la existencia de vida alienígena. Es fácil demostrarla, pues existen irrefutables pruebas de ello en todo en globo, sin contar con los numerosos testimonios de testigos que aseguran haber visto, olido o interactuado con formas de vida de otro planeta, aunque estos son los menos habituales. Esto ocurre porque en la mayoría de las ocasiones los tímidos extraterrestres no se atreven a entrar en contacto con nosotros, y se limitan a observarnos desde sus sofisticadas naves en una posición privilegiada en una especie de voyeurismo interestelar. Pero aún así muchos conviven con nosotros. Viven a nuestro alrededor, quizás huyendo del fisco de su planeta, a lo mejor disfrutando de un paquete vacacional en la tierra con pensión completa. Si sospechabas de ese cuñado tan raro o de un vecino excéntrico tal vez te encontrabas en lo correcto. Existen teorías que defienden la procedencia alien de Jesús Quintero, y aseguran que su programa en realidad se trata de un portal de comunicación estelar a través del cuál sus invitados mandan mensajes cifrados a sus planetas. Los expertos señalan al diente de “El Risitas” como el artefacto emisor-receptor galáctico que domina el cotarro. De hecho, tan habitual es la presencia de extraterrestres entre nosotros que John Carpenter realizó un documental advirtiéndonos de ello titulado “Están vivos”. No tuvo demasiada repercusión y se vendió como una película de serie B. Supongo que si trabajas con Chevy Chase y ruedas películas sobre vampiros pistoleros pierdes credibilidad.
Los escépticos consideran que de existir vida en otros planetas ya se hubieran puesto en contacto con nosotros abiertamente hace tiempo, pues invertir en alta tecnología tan cara para quedarse dando vueltas alrededor de la Tierra no tiene sentido. No considero este argumento plausible. Yo también tengo ganas de entrar en contacto con muchas mujeres pero en los bares me limito a orbitar alrededor de ellas. Verás como un día se arman de valor y se deciden.
Es fácil demostrar que no existen los avistamientos ovnis. Es verdad que en muchos casos se trata de sondas meteorológicas de lisérgico diseño, de discotecas de nueva apertura en busca de promoción, de videos colgados en youtube con esmerada elaboración o de fotografías de algún colega en una mañana de resaca, pero a su vez también se puede demostrar su existencia. Por ejemplo, esa señora de Roquetas de Mar que mientras paseaba a su perro por la playa vio pasar a toda velocidad una nave con matrícula de Neptuno. O el caso del piloto de las Fuerzas Armadas que en 1996 tuvo un accidente con una nave venusiana que no puso el intermitente y giró bruscamente a la derecha. El seguro no quiso hacerse cargo de la reparación. Gente en su sano juicio que tuvo contacto con el fenómeno UFO. Yo sin ir más lejos fui abducido una vez. Esto ocurrió ya hace años, mientras estaba de acampada en medio de la Sierra de la Contraviesa. Una noche estaba detrás de unos arbustos, en cuclillas vaciando mi repleto intestino, cuando una nave de diseño absurdo salió de entre las nubes girando sobre si misma aterrizando a escasos metros de donde me encontraba. Ver un ovni mientras guiñas es jodido, porque es un proceso que automáticamente te licua la mierda. Un ser bajito con ojos de almendra y bastante majo salió de la nave y me ofreció papel, algo que me vino estupendo porque solo tenía ripios a mano. Una vez terminado de asearme el ojal me disparó con una extraña pistola que me confirió la capacidad de hablar en su idioma, aunque lo hacía con acento. En el interior de la nave me hicieron algunas pruebas y me sacaron una analítica, por lo del colesterol y eso. Les pregunté si pretendían colocarme algún tipo de sonda anal, pero me dijeron que lo último que les apetecía era verme el culo por dentro.

Al final jugamos un rentoy, nos acabamos haciéndonos coleguilla, nos intercambiamos los emails y quedamos que en cuanto mi planeta desarrollara la tecnología adecuada me tocaba a mí ir a visitarlos.

sábado, 5 de junio de 2010

Se que puede parecer desalentador, pero los alienígenas están preparando su invasión. Lo se.


Cualquier lector que se sienta atraído por el pretencioso título de esta entrada, ya se trate de un habitual, unos de esos que leen el blog cuando se acuerdan, o simplemente de un pobre infeliz que buscaba en google un remedio para su prostatitis y llegó aquí por casualidad, puede preguntarse que demonios pasa por mi perturbada cabeza o que tipo de contactos tengo para afirmar tan convencido semejante acontecimiento. Lo más fácil es que simplemente abran otra ventana en su explorador y lean el Marca.
A menudo mis post proceden de una rara asociación de ideas, en su mayoría absurdas y pedantes, y en este caso viene a razón de las recientes declaraciones que hizo el ser humano con la silla de ruedas más molona del mundo, Stephen Hawking, en las que advertía del peligro que supondría el contacto extraterrestre, y de cómo harían con nosotros como nosotros hemos estado haciendo durante siglos de colonialismo. Yo, al igual que el físico, estoy plenamente convencido de la existencia de vida inteligente fuera de nuestro planeta, aunque algún conocido dirá que mi opinión carece de valor, ya que soy un tipo bastante crédulo que cree que existen los fantasmas, el monstruo del Lago Ness y que Sam Raimi volverá a hacer películas buenas. Y se que no se tratarán de furbis azules, ecologistas y nenazas, como en “Avatar”, ni comegatos peludos como Alf. Me inclino más por una raza mezcla entre ET, Predator y la prostituta de tres pechos de “Desafío Total”. Esta conjetura por supuesto es totalmente gratuita.
La clave de la perdida de nuestra hegemonía estará en una desigualdad tecnológica extrema, algo previsible ya que somos una especie con serios problemas para distinguir entre los mandos a distancia de la tele, TDT y aire acondicionado. Eso y que serán seres capaces de viajar años luz y todas esas cosas. Lo único que nos salvaría sería que sintonizasen Tele5 y muriesen ahogados en sus propios vómitos antes de llegar. O eso o que Florentino los convenciese para que fichasen por el Madrid. En cualquier caso la condena está cerca porque pronto llegarán a la tierra con una cantimplora colgada del gaznate.
La mayoría de mis post nadan entre los que tienen fines humorísticos, los que tratan de ilustrar a mis coetáneos sobre la vida en si y los que son producto de consumir alimentos en mal estado, pero en este caso intento advertir al afortunado lector que pase por aquí del Apocalipsis que se avecina. Poned las cosas en orden, perdonad al que os hirió, tocad el culo a esa rubia de vuestro trabajo y dejad de pagar a Hacienda. Yo personalmente me dedicaré a probar al menos 50 marcas de cerveza, aunque creo que eso ya lo hice en el anterior Fin del Mundo. Solo de pensar en la sodomía interestelar a la que nos veremos sometidos se me erizan los pelos del escroto. Flagelaciones de nivel cósmico que nos harán sentir lo mismo que cuando sorbemos un granizado de limón deprisa.

Y estoy tan seguro de que nos invadirán porque se de buena tinta que hasta ahora estaban entretenidos viendo “Lost”. Mataban el tiempo con pajas mentales especulando sobre que hacia un oso polar en el trópico o porqué el panoli de Desmond eran tan superpoderoso, mientras se ponían camisetas con la secuencia numérica y bebían té espacial en una taza con la cara de Locke. Ahora que la serie se ha acabado vendrán a darnos lo nuestro…y si vieron el capítulo final en Cuatro vendrán pero que muy cabreados…

miércoles, 26 de mayo de 2010

Estoy cansado de inventar embustes y a partir de ahora me voy a dedicar a ser crítico de cine. Entrega 1: Prince of Persia, las arenas del tiempo.


En los últimos tiempos Hollywood da muestras de una preocupante falta de ideas. Remakes a cascoporro, sagas que se tornan infinitivos, el retorno de héroes ochentenos que no debieron de abandonar el asilo o adaptaciones imposibles que sin escrúpulos trasladan a la gran pantalla desde juegos de mesa hasta las atracciones de Disneylandia.
No se a que puede deberse. Dudo entre que ahora compran las sustancias psicotropas en saldos o que los guionistas buenos los tienen pensando en el final bueno de “Perdidos”. De entre los mundos bizarros el que se lleva la palma del bizarrismo es el de los abizarrados productores de cine yanquis. Surrealismo con corbata y gomina. Un auténtico universo alternativo, y no esas mierdas de La Tierra Media, el universo de superhéroes mascotas de la DC precrisis o las marionetas de Jim Henson.
Me los imagino petulantes en sus lujosos despachos de Los Angeles decidiendo los nuevos proyectos con los que nos van a quitar nuestro dinero:

-Bueno chicos ¿Cómo podríamos seguir manchando el nombre de lo que llaman 7º arte y mancillar las estanterías de la fnac poniendo más inmundicia al lado de Casablanca o 2001?
-Anoche jugué al Twister con una prostituta bielorrusa
-¡Que gran idea! Twister, la película

En una de esas lisérgicas reuniones debió nacer el coñazo de Prince of Persia, las arenas del tiempo. Además cochambados con la distribuidora patria traducen medio título, dejando el otro medio en inglés.Molonismo máximo.
Pero es que la cinta sería menos infame si no hubieran puesto de protagonista a Jake Gyllenhall. Hasta Nicolas “hago cualquier mierda por dinero” Cage lo hubiera hecho mejor. Jake Gyllenhall, al que a partir de ahora se conocerá en este blog como “carapalo”, seguro que es buen chaval, pero como no héroe no convence en absoluto. Hablamos del cowboy gay de “Brockeback mountain”, y vale que Heath Ledger hizo de Joker, pero por lo menos no ponía el culo. Tio, vuelve a los dramas y deja a los Bruces Willis que hagan su trabajo.
Así yo también hago una película:Una tia buena, Ben Kingsley cobrando un buen cheque, un montador bebido y un guionista con menos ritmo que una gotera. Hala,a llenar las arcas.

No se merece otra cosa que estar a la altura de la peli de Batman con pezones.

domingo, 25 de abril de 2010

El día del libro


Antes de ayer, como todos los años tal día como hoy, volvió a ser el día del libro. El día en que los prohibitivos precios de la literatura se reducen un ápice y se regalan rosas, mientras en las calles se montan librerías ambulantes donde esos señores que salen en la solapa de los libros firman ejemplares.
Esta fecha fue elegida por coincidir en el tiempo la muerte de los universales literatos Cervantes y Shakespeare. Paradójicamente ninguno de los dos murió ese día. El de Alcalá de Henares falleció un día antes, y el guiri decidió morirse un 3 de Mayo, porque William Shakespeare, Willy para los amigos, no murió, sino que decidió morirse. A sabiendas del componente mitificador de la muerte, y viendo que Cervantes ya no podría escribir (es lo que tiene estar muerto) resolvió que él no sería menos, y se moriría también, así que se sentó en la mecedora de su salita de estar y no hizo nada, hasta que de aburrimiento expiró. Chúpate esa, Cervantes. Del frío suelo a los libros de texto, y de ahí al almanaque, para regocijo de libreros y floristas.
Sin embargo lo que me realmente me perturba es este gratuito baile de fechas. Atisbo un componente conspiratorio en todo esto. Automáticamente descarto a los gobiernos, puesto que dudo que sepan leer, así que especulando y especulando se me ocurre que esto solo puede ser parte de un maligno plan de algún tipo de logia masónica. Y seguro que es la misma logia que dictamina sobre las mayúsculas y las minúsculas, método de tortura inquisidor y garrapateo de la ortografía. Todos conocemos alguien cuya cabeza ha implosionado pensando como escribir “marxismo”. La diferenciación entre el tamaño de las letras se inventó como un método de subyugamiento para el pueblo, que además de confuso se ve dividido. Porque en realidad, el mundo no se divide ni en credos ni en razas. Tampoco importa si eres de izquierdas o derechas, de Madrid o Barça o de carne o pescados. Lo verdaderamente importante es si eres de mayúsculas o minúsculas. Yo sin dudarlo soy de minúsculas. Mis ojos lloran cuando leen un sms de esa gente que escriben solo en mayúscula. Brota sangre del lacrimal, pero solo del derecho, herido por la punzada de esas F, O, ó H de uso indiscriminado, armas de destrucción masiva en dedos poco juiciosos. Por qué ¿Qué hay más grande que una buena minúscula? Tan grandes como el sol, como la vida, como Clint Eastwood o como los monetes.
Y es hablar de Clint Eastwood y monetes y me dan ganas de ver “Duro de pelar”

Quitaré los subtítulos, no sea que los de la productora sean de mayúsculas y me arruinen la película.


PD ñoña:Esta entrada está dedicada a esa querida amiga enamorada de mi Batman action figure. Y con esto no me refiero a mi pene.

domingo, 18 de abril de 2010

The black list


He pasado el tiempo desde el último post intentando desarrollar teorías que me hagan trascender a los anales de la historia. Pretendo perpetuarme en la memoria colectiva y aparecer en los libros de texto, e incluso con un poco de suerte que pongan mí nombre a una calle.
-“¿Dónde vive usted?”-“En la calle Caronte número 6”
Para empezar quiero ponerle a ese proyecto un nombre chulo, algo así como” teoría de la molonidad”, “la mirada muerta de una representación antropomórfica” o “teoría sobre los bocadillos de butifarra”. Un nombre con gancho, diferente, que vaya como golpe directo al entrecejo. Lo que diga esa teoría será algo revolucionario a la par que aterrador, de tal manera que las camisetas pop llevarán mi imagen estampada en el pecho y se harán composiciones Warholianas con mi rostro. Con esa teoría me haré universal. No soy delicado y no tengo problema con ningún campo. He sido bendecido con el don de teorizar sobre cualquier cosa.
Pero mientras esbozaba en un croquis las líneas que me catapultarían a la eternidad un amigo me dijo que perdía el tiempo. El sostiene que para ser alguien da igual lo que hayas hecho o hayas logrado. Para ser alguien lo principal es tener una lista negra. Es la principal variable. Todos los grandes han tenido una: El senador McCarthy, Clint Eastwood o Darth Vader. Fue una interesante reflexión la que me propuso, y si Nixon tenía una yo no iba a ser menos.
Una empresa así requiere de meditación y no puede ser tomada a la ligera como la película “El guerrero número 13”, así que tras un minucioso análisis de mis enemigos elaboré la mejor lista negra del mundo. En ella están:
- Bunbury: Por ir de perdonavidas, por pintarse las uñas y por usar pedrería. En definitiva, por ser un auténtico papanatas.
- George Lucas: Por prostituir los mitos de nuestra infancia y por crear un ser tan detestable como Jar Jar Binks. Amenaza con más proyectos de Star Wars y la quinta parte de Indy, con lo que definitivamente los abismos del horror terminarán de abrirse bajo nuestros pies. Ni siquiera sus éxitos pasados lo redimen.
- El Gran Wayoming: Por ser tan progre, por estar siempre rodeado de tías buenas y porque no me hace ni puta gracia.
- Ramoncín: No comments
- Oliver Stone: Que este hombre se ponga a jugar al dominó y deje de hacer cine. Es más, que no le permitan ni acercarse a un videoclub.
- Lisa Simpson: ¿Dónde dice que no se puede odiar a un ser ficticio?
- Tele5: ¿Dónde dice que no se puede odiar un montón de mierda?
- Tim Burton: Porque el que fuera niño prodigio no hace más que repetirse, y hacer “eso” con el mejor libro de la historia no tiene perdón.
- Los niños de Parque Jurásico
- Dani Martín (El canto del loco) y Melendi: Como los vea por la calle los mato ¡Los mato!
- Los mosquitos: Dios tuvo que poner de todo en la tierra

Y el primero de mi lista sería sin lugar a dudas y con un margen bien amplio de distancia, Jorge Drexler; por haberse quedado con la más bella de entre bellas. La dueña de las ojeras más sexis del universo. La hermosa Leonor Waitling.

lunes, 1 de marzo de 2010

Lo que tenía que suceder


No solo se trataba de ser pusilánime. Reconociendo su escasez de valentía se mantenía agazapado en el quicio de la ventana, escondido, convirtiendo a la oscuridad en su mejor aliado mientras con su mano derecha sujetaba la toalla celeste, único elemento con el que iba ataviado. Era consciente de que sus escasas virtudes quedaban ridiculizadas ante la torre inclinada que formaban sus defectos, pero esto era una circunstancia de causa mayor. Ahora se lamentaba por molestar al cura que le deba religión en sexto de la EGB, y deseaba recordar algunas de esas oraciones que cantaban al unísono en clase mientras el dibujaba falos en su escritorio y en los libros de su vecino de pupitre.
Estar encaramado al alfeizar de una ventana semidesnudo a la altura de un séptimo piso no era como se había imaginado que acabaría esa noche. Siempre había admirado al Hombre araña, pero esto era ridículo.
Si ese artista de cabaret barato no hubiera suspendido su concierto…Ese era otro de su abanico de defectos. Siempre buscaba culpables, un niño malo al que echar las culpas, un cabeza de turco que pague por sus errores. Cuando aprenderá que si se veía en ese tipo de situaciones comprometidas era solo por si mismo. Si no pretendiese a una mujer casada no hubiera acabado así, por mucho que ese artista de pacotilla suspendiese un recital.
El miedo le hacía olvidar el frío. Si caía al vacio encontrarían en la acera un cadáver de un hombre con el pene de una mujer y una mancha marrón en el trasero. Sus cansadas piernas empezaban a protestar por su postura encogida. ¡Esa maldita puerta que sonó!No podía haber sido un par de amigas ninfómanas o su hermana gemela en tanga. Había que tirar de clichés.
Pero en realidad la culpa no era ni del músico, ni de su promiscuidad. Ni su exceso de testosterona, ni su falta de elementos morales perdonaban su mala cabeza. Y es que solo a él con su falta de destreza habitual se le ocurriría rondar a la mujer de un ex campeón de boxeo sonado.

domingo, 21 de febrero de 2010

Un rollo mesiático que trata de explicar torpemente una serie de catastróficas desdíchas

He aquí el único Dios verdadero



Yo no creo en Dios. Ya desde pequeño he sido educado en el más puro ateismo negando la posibilidad de existencia de cualquier tipo de ente o divinidad justiciera, gestora o creadora, teniendo como una única referencia de unidad superior a Don Santiago Bernabeu. Es más, a lo largo de mi vida en lo único que he creído ha sido en el sexo y en la muerte. Sin embargo, hoy en día necesito de la creencia en algún ser omnipotente que se dedique a regir nuestras vidas desde su Supremacía Celestial. No se trata de ninguna cuestión de fe, moral o metafísica, sino de buscar un culpable en el que descargar mi frustración por la mala suerte que continuamente rodea mi existencia. Tan funesta fortuna tan solo es achacable a algún tipo de forma ectoplásmica que me juzga y castiga. La mala sombra me tiene más jodido que una carrera con tacones. Y no entiendo por qué. No soy ni mucho menos el candidato número uno a la beatificación, pero tan poco soy mala persona. Pago mis impuestos, reciclo e incluso pongo el intermitente en las rotondas. Lo que viene siendo un ciudadano ejemplar. Pero eso no parece suficiente para alejar a la desdicha. Mi buen amigo el trotamundos asegura que el Karma me está castigando por mi vil comportamiento para con el sexo femenino, pero yo no estoy ni mucho menos de acuerdo con el. Yo aviso previamente a las mujeres de que están tratando con un sátiro perverso, y que se exponen a ser tratadas como objetos y/o chicas florero. Incluso más de una vez he pensado en hacerles firmar un consentimiento informado, pero lo he considerado inoportuno por la cantidad de burocracia legal y gastos en abogados que conlleva. Por eso considero que al dejar constancia de mi antipatía y desdén hacia la raza humana en general quedo libre ser acusado de mal comportamiento.
Así que no entiendo que se cebe en mí la desventura, a no ser que se trate de una represalia divina o que alguien me envie maldiciones por el facebook.
Es por eso por lo que dedico mis tardes a elegir en la wikipedia entre los Dioses Egipcios y los de la vieja Europa.
Busco el más apropiado para poder increparle.

domingo, 17 de enero de 2010

Muchas razones para quererla


Un nuevo año comienza. Cuando casi ya me había acostumbrado a poner 2009 en la pizarra. Nuevos dígitos al rellenar el impreso en la oficina del INEM. Y con cambio de década incluida, para que todos los nostálgicos se encarguen de recordarnos que fue lo mejor y lo peor de los últimos diez años. Dicen que las personas mayores tienen una concepción del tiempo distinta. Que conforme vas creciendo el tiempo pasa más rápido. Más rápido de una manera subjetiva claro está, no que las semanas pasen a tener cinco días y los días veinte horas. Siguiendo ese silogismo debo estar haciéndome mayor a pasos agigantados, porque el año me ha parecido de ínfima duración. Casi tan cortos como el momento de placer proporcionado por el primer sorbo de café de la mañana. Me resulta perturbador como un simple cambio de dígito es capaz de manipular las mentes. La conciencia acentuada por el nuevo almanaque que luce en las neveras alimenta a ese Pepiro Grillo hipócrita que por un rato deja la botella de aguardiente y con resaca acude a hacer su trabajo. Alguien debería revisarle el sueldo a ese tipo. Se que soy un borrego. Uno más. Un inconformista sin dignidad, y a pesar de mis frecuentes golpes en el pecho a palma abierta reconozco que tengo facebook, veo los partidos de Champions y también hago listas con los nuevos propósitos. Pero soy realista y se que hago listas por sinergia social, y que verdaderamente el único propósito que seré capaz de cumplir este año será el de dejarme bigote. Y estoy tan seguro porque esa idea lleva rondándome la cabeza desde hace tiempo. Concretamente desde que me acosté con una mujer que tenía un precioso bigote renacentista en la entrepierna. Toda una obra de arte realizada a la perfección con precisos estoques de cuchilla. Su dueña debía de ser algo así como la Alatriste del peinado genital. Realmente me impresionó esa vagina. No sabía si comerla o fotografiarla. La chica me presionó para que dejara de mirarla boquiabierto, y una vez que recuperé los sentidos acometí el coito. Concretamente dos coitos.
Mientras descansaba desnudo frente a la chimenea ella dormía, dejando su suave espalda al aire entre la penumbra, y con sus mejillas cubiertas por unos rizos delirantes, y a pesar de que matemáticamente se podría demostrar su rostro como perfecto no podía dejar de pensar en ese coño. Como sería verlo en una sala de cine. Y en 3D, como “Avatar”. Eso me lleva a la pregunta ¿A nadie se le ha ocurrido trasladar la tecnología 3D al cine porno? Sería un éxito al instante.

Jamás volví a llamarla. En realidad prefiero las mujeres que simulan que no tienen orgasmos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Propósitos (tardíos) de año nuevo


-Ver todos los capítulos de las series que tengo pendientes
-Ir más al cine. A ser posible sin pagar
-Dominar el mundo
-Poner algo de moda
-Dejarme bigote
-Crecer hasta los 18 metros y poder aplastar cosas
-Comprarme por internet las zapatillas de dinosaurio que hacen ruido que llevaba Steve Urkel
-Aprender trucos con el yo-yo
-Ir al estreno de la peli de "El equipo A" disfrazado de M.A.
-Usar la magia para ligar
-Ver del tirón alguna película de Lars Von Trier
-Montar un escándalo en la fnac y que (por favor) no me vuelvan a dejar entrar.
-Ver "Millenium" y decir: "el libro estaba mejor"
-Leerme "Millenium"
-Averiguar por qué no me afecta la kriptonita

-No volver a hacer una entrada cutre como esta el Enero que viene