jueves, 6 de agosto de 2009

Yo, como los vampiros, me protejo del sol con unas Ray-ban


Hubo un tiempo en el que las gafas de sol eran un objeto meramente funcional. Un par de lentes ahumadas que protegían las pupilas de las abrasiones solares y de los destellos en carretera.
Pero la evolución las ha convertido en un apéndice a la última moda que forma parte de la anatomía. Un apéndice que nos oculta del mundo, que nos protegen de los demás como un escudo. Una máscara con monturas que esconde nuestra tristeza, nuestras ojeras, nuestras resacas o nuestra confusión. Ojos delatores camuflados por unos cristales tintados que cierran las ventanas del alma, escudriñados detrás de una trinchera de polímeros clásicos, modernos e incluso carnavalescos.
Las gafas de sol protegen los ojos y el alma, y como un blues hacen más llevaderas las depresiones.
Pero sobre todo y lo más importante: permiten mirar con tranquilidad tetas y culos.

sábado, 1 de agosto de 2009

La lírica tristona de un andaluz en el exilio


Sigues estando tan guapa, como si no hubiera pasado el tiempo, como si no pasara nada, después de tanto tiempo te encuentro encantadora, seguro que estás otra vez enamorada. Me gustaría hacer trampas y poder viajar en el tiempo, porque esta vez no se me ocurría dejarte tirada, porque aunque tu no lo sepas te echo tanto de menos que todas las noches te canto con sentimiento una Colombiana.
Constantemente te me apareces por la cabeza y recuerdo como me embobaba con tu mirada, no entiendo como te puedo añorar tanto si antes casi ni me acordaba.
No puedo con la distancia, estar tan lejos me mata de pena y tu no haces nada, supongo que me lo merezco por tenerte abandonada.
En su momento no supe cuidarte, pero no me lo reproches, no lo hacía con maldad, tenía otros problemas y todo no puedo hacerlo, no tengo superpoderes, no soy un tipo con capa.
Pero te confieso que tengo un plan de fuga y algún día volveré a tu cobijo, antes tendrá que pasar un tiempo, pero Dios sabe que regresaré como un buen hijo.
Para mi no verte es el fin del mundo y estar en el exilio es una putada, usaré todas mis fuerzas para volver a tu alcoba, invertiré todo mi tiempo en volver a mi morada, porque aunque ya no estemos juntos quiero que sepas que para mi no hay ninguna como tu, mi querida Granada.