domingo, 17 de enero de 2010

Muchas razones para quererla


Un nuevo año comienza. Cuando casi ya me había acostumbrado a poner 2009 en la pizarra. Nuevos dígitos al rellenar el impreso en la oficina del INEM. Y con cambio de década incluida, para que todos los nostálgicos se encarguen de recordarnos que fue lo mejor y lo peor de los últimos diez años. Dicen que las personas mayores tienen una concepción del tiempo distinta. Que conforme vas creciendo el tiempo pasa más rápido. Más rápido de una manera subjetiva claro está, no que las semanas pasen a tener cinco días y los días veinte horas. Siguiendo ese silogismo debo estar haciéndome mayor a pasos agigantados, porque el año me ha parecido de ínfima duración. Casi tan cortos como el momento de placer proporcionado por el primer sorbo de café de la mañana. Me resulta perturbador como un simple cambio de dígito es capaz de manipular las mentes. La conciencia acentuada por el nuevo almanaque que luce en las neveras alimenta a ese Pepiro Grillo hipócrita que por un rato deja la botella de aguardiente y con resaca acude a hacer su trabajo. Alguien debería revisarle el sueldo a ese tipo. Se que soy un borrego. Uno más. Un inconformista sin dignidad, y a pesar de mis frecuentes golpes en el pecho a palma abierta reconozco que tengo facebook, veo los partidos de Champions y también hago listas con los nuevos propósitos. Pero soy realista y se que hago listas por sinergia social, y que verdaderamente el único propósito que seré capaz de cumplir este año será el de dejarme bigote. Y estoy tan seguro porque esa idea lleva rondándome la cabeza desde hace tiempo. Concretamente desde que me acosté con una mujer que tenía un precioso bigote renacentista en la entrepierna. Toda una obra de arte realizada a la perfección con precisos estoques de cuchilla. Su dueña debía de ser algo así como la Alatriste del peinado genital. Realmente me impresionó esa vagina. No sabía si comerla o fotografiarla. La chica me presionó para que dejara de mirarla boquiabierto, y una vez que recuperé los sentidos acometí el coito. Concretamente dos coitos.
Mientras descansaba desnudo frente a la chimenea ella dormía, dejando su suave espalda al aire entre la penumbra, y con sus mejillas cubiertas por unos rizos delirantes, y a pesar de que matemáticamente se podría demostrar su rostro como perfecto no podía dejar de pensar en ese coño. Como sería verlo en una sala de cine. Y en 3D, como “Avatar”. Eso me lleva a la pregunta ¿A nadie se le ha ocurrido trasladar la tecnología 3D al cine porno? Sería un éxito al instante.

Jamás volví a llamarla. En realidad prefiero las mujeres que simulan que no tienen orgasmos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Propósitos (tardíos) de año nuevo


-Ver todos los capítulos de las series que tengo pendientes
-Ir más al cine. A ser posible sin pagar
-Dominar el mundo
-Poner algo de moda
-Dejarme bigote
-Crecer hasta los 18 metros y poder aplastar cosas
-Comprarme por internet las zapatillas de dinosaurio que hacen ruido que llevaba Steve Urkel
-Aprender trucos con el yo-yo
-Ir al estreno de la peli de "El equipo A" disfrazado de M.A.
-Usar la magia para ligar
-Ver del tirón alguna película de Lars Von Trier
-Montar un escándalo en la fnac y que (por favor) no me vuelvan a dejar entrar.
-Ver "Millenium" y decir: "el libro estaba mejor"
-Leerme "Millenium"
-Averiguar por qué no me afecta la kriptonita

-No volver a hacer una entrada cutre como esta el Enero que viene