domingo, 19 de febrero de 2012

Póngame una de cuarto y mitad de valor.


Siempre he tenido serios problemas para romper una relación. En realidad siempre he tenido problemas con las relaciones. Yo creo que relacionarme con gente me convierte a mí en peor persona. Asertividad que lo llaman algunos entendidos. Esto no es nuevo, y ya desde pequeño me costaba hacer frente a los demás niños del colegio. Sin ningún motivo aparente acudían a mí, y siempre en busca de provecho. Recuerdo todavía cuando al salir de la piscina mi madre me compraba un Frigodedo y mi vecinita venía corriendo a pedirme. Ella sabía con total seguridad que nunca iba a decirle que no, ya que a lo largo del verano había comprobado empíricamente mi incapacidad para negarme, así que sin hablar y con la mano temblorosa le ofrecía de mi helado, y ella, de un bocado, se comía todo el dedo. Una y otra vez se repetía la ecuación, y para mí la tarde estaba arruinada. El dedo era el culmen del frigopie. El dedo representa la Quintaesencia de los helados. Un frigopie sin dedo era para mí una entelelequia absurda. Y así continué durante el resto de mi infancia y adolescencia. Si hoy sigo aquí es debido al fracaso de la selección natural.
Al llegar a la universidad este tipo de problemas se agudizaron, porque al intrincado teorema había que añadirle otra x (una xx concretamente) y mis pocas expectativas por cumplir. Así, durante estos años, en los que todos me pedían apuntes que luego no me devolvían, conocí a una chica. Convencido con el tiempo de que no era para mí, intenté dejarla con un sms, para así no tener que verle la cara y sentir mi culpabilidad reflejada en sus ojos, pero no salió como esperaba, ya que me respondió con un emoticono de esos de dos puntos y un paréntesis :( y no tuve más remedio que volver con ella.
Al final terminó dejándome, como lo hicieron todas las siguientes. Solo tenían que percatarse de mi actitud pusilánime. Era lamentable, pero funcionaba. Para mí es muy fácil ser al que dejan, quedas libre de culpas y acabas siendo un héroe romántico.
Pero con esta chica eso no funcionaba, incluso creo que eso la atraía, así que tuve que tomar la iniciativa, y como sabía que no podría enfrentarme a ella me inventaría una mentira, cosa que me sería difícil porque siempre he nadado en el autoengaño.

-Cariño, creo que deberíamos dejarlo… Me han traslado a Alaska, así, de repente, y ya sabes lo complicadas que son las relaciones a distancia….
-No me importa. El frío es bueno para el cutis y los pingüinos son mi animal preferido.
-Si…pero es que ahora mismo me encuentro en un momento complicado y …
-Sabes que soy buena resolviendo sudokus y crucigramas.
-…tengo que encontrarme a mi mismo…
-Te dejo mi brújula
-Creo que soy gay…
-No me importa…

Nada funciona, así que solo podía tomar medidas desesperadas.

-El médico me ha dicho que me quedan dos meses de vida, y no quiero hacerte sufrir con una tragedia de esas proporciones, así que…
-¡A mí también! ¡Pasaremos nuestro últimos días juntos, mi amor…!


Pensé que ninguna excusa le valía, y que si la pobre iba a fallecer, quién era yo para darle ese disgusto,total, por un par de meses más…
Desde entonces han pasado dos años. Empiezo a sospechar que me engañaba…
El plan fue un error, como lo fue pensar que la temperatura no sería tan extrema en Alaska.