miércoles, 15 de diciembre de 2010

Y entonces una marioneta me dijo: “pero tío, qué estás haciendo”


Se abre la puerta. Al fondo una mesa con viandas. Camareros que circulan con bandejas de canapés. Entro aturdido, un poco desorientado.
Lo último que recuerdo es estar sentado en una terraza, tomando un café con una modelo ucraniana portada de mayo 06 en FHM hablando sobre el estado del mercado de valores, y de repente me encuentro en una fiesta con música country a la que ni recuerdo como he llegado. Los Rolling Stones forman la orquesta tocando éxitos con ritmo sureño ataviados con sombreros de paja y banjos. No doy crédito. Confundido me acerco a la barra a pedir un combinado que me aclare las ideas, si es que se puede colocar alguna en su sitio. El camarero es Adolf Hitler y me pregunta lo que quiero tomar. Me quedo paralizado por lo estúpido de la situación sin contestar, y Hitler el camarero empieza a espetar insultos en alemán maldiciendo por hacerle perder el tiempo. Salivazos nacionalsocialistas tropiezan en mis gafas. Petrificado como una figura de escayola ante el furibundo fureher con pajarita y chaqué solo acierto a pedirle cambio de 20, con lo que consigo enfandarlo provocándole ingurgitación yugular y la total pérdida de papeles, cuando alguien me tiró del brazo y me arrancó de la barra. Era Michael Jackson.
- ¡Que haces estúpido! ¡Ese tipo de ahí fue el Rey de Alemania! Le tenía alergia a los judíos ¿no serás judío?
Le secuencia lógica de acontecimientos indica que ahora debería aparecer un mono vestido de superman y acto seguido una tortuga con rizos cantaría la Traviata, pero en lugar de eso Michael Jackson me dedica una explicación
- Tal vez te preguntes dónde estás, cómo has llegado aquí o por qué John Wayne está recogiendo colillas junto a la fuente. Pues bien, la respuesta es sencilla. Estás en el infierno, y esta es una fiesta para la recepción para los nuevos inquilinos que llegan al Hades. Si te fijas bien todos los presentes son personas que en vida se ganaron el derecho a pasar la eternidad entre azufre leguas de fuego. Ese de allí es Saddam Hussein, el del hábito Tomás de Torquemada, el de las gafas de sol Jim Belushi y la que mordisquea los canapés y los vuelve a poner en su sitio La Madre Teresa de Calcuta. La condena eterna es para todos los presentes, incluido yo, lo que pasa que Belcebú siempre fue fan mío, así que me tiene de Cicerone. Satanás, en su inmensa sabiduría, colocó a las más pérfidas criaturas que han visto los siglos a cargo de los trabajos más infames que ha visto la creación. De ahí que Atila el Huno trabaje en el McDonals del Hades y que Hitchcock recoja las ñordas de Cerbero.
-Y si es así ¿por qué están los Rolling tocando si no están muertos?
-No los llames los Rolling. Llámalos los Stones. Está pasado de moda. No están muertos, ni morirán. Un pacto con Satán y esas cosas ¿O como crees que todavía son capaces de drogarse y subir a cocoteros?
Notaba como mi cara iba descomponiéndose por momentos mientras un Michael Jackson de ultratumba me contaba la historia más surrealista que había escuchado jamás y en la que solo faltaban hadas y dragones rosas. Como no sabía que hacer se me ocurrió que lo más sensato sería seguirle el juego, así que le hice otra pregunta
-Disculpe Sr. Jackson, pero si yo estaba en una cafetería de Gran Vía leyendo la Biblia còmo he llegado aquí.
-La respuesta es fácil. Mientras estabas “estudiando la Biblia” un camionero iba escuchando Cadena 100, y en el programa que emitían regalaban una camiseta al primero que acertase el fragmento de la canción. La canción era Lola, y el camionero un fan de los Kinks, así que instantáneamente acertó, así que ansioso por conseguir la camiseta comenzó a llamar por el móvil, y como padece de vista cansada no veía bien los números así que se puso a buscar las gafas desviándose de la calzada y estrellándose.
-Así que he muerto atropellado por un camión…
-Estás muerto, pero no atropellado. El camión se estrelló una calle más arriba y una vecina chismosa que estaba regando las plantas no alcanzaba a ver el accidente, así que se inclinó hacía fuera arrojando una maceta al vacío.
-Eso explica porqué estoy lleno de tierra. Me calló una maceta encima.
-En realidad la maceta descalabró a su contertulia. Estás manchado de tierra porque al caer al suelo te arrojaste sobre ella y comenzaste a magrearle el pecho haciendo como le practicabas la RCP.
-….Ah, claro…entonces, a que se debió el acto de mi muerte.
-Centrado en la caja torácica de la chica la vejiga te estalló aguantándote las ganas de orinar.
-Siempre supe que mi muerte sería ridícula…Vale…,puedo creerme que esté muerto y tal, pero ¿qué hago en el infierno?
-Mentiroso, promiscuo, neurótico, vago y ruidoso ¿de verdad esperabas alguna vez ir al cielo?

Decidí que lo más sensato era seguir a Jacko a donde ponían la barra libre.

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