sábado, 26 de noviembre de 2011

Al final del camino de baldosas amarillas te encuentras con lo que todo el mundo sabe menos tú


Esta historia sucedió hace algunos años. Yo por aquellos entonces jugaba en el Manchester United. Era la época post Beckam, y faltos de un nuevo ídolo me erigí como nuevo fetiche para los hooligans de la ciudad de Ian Curtis. Vendía una cantidad absurda de camisetas y puse de moda la barba en el Reino Unido, aunque como los ingleses son blancuzcos a ninguno le quedaba bien.
Aquel día jugábamos el derbi local contra el City, y durante el trascurso del partido, en una internada por la banda sufrí un encontronazo con un defensa, quedando tendido sobre el césped. Los servicios de asistencia entraron a trote cochinero en el campo, y temiendo por una lesión de su gran estrella me sacaron en camilla del terreno de juego, cuando Beyoncé, que era una gran admiradora mía y que estaba en el estadio viendo el partido aprovechando un hueco que se le quedaba entre concierto y concierto, bajó al vestuario a interesarse por mí. De pronto, mientras recibía arrumacos de la cantante azabache, de su ombligo salió un vórtice espacio-temporal, porque como todo el mundo sabe el ombligo de Beyoncé es el centro del universo y contiene un portal interdimensional, que me absorbió transportándome a la tierra de Oz. Obviaré los pormenores del viaje pues se trataba del típico viaje interdimensional, con su ingravidez, su fondo psicotrópico y sus relojes y ecuaciones flotantes.
El extremo del portal me vomitó sobre el camino de baldosas amarillas dejándome boca arriba y desorientado a la vez que tres cabezas asomaron en los vértices de mi plano visual.
-Sepa usted que a la Primera Dama, la Sra. Bruja del Norte, no le gusta que haya tipos con barba tirados sobre el camino de baldosas amarillas, así que le sugiero que se levante, si no le apetece acabar empalado en medio de un campo de girasoles.
-Er…gracias por el consejo – no daba crédito a lo que veía –
-Permítame que nos presente: este es el Sr. León, el caballero resplandeciente es el Sr. Hombre de hojalata y yo soy el Sr. Espantapájaros.
-Mucho gusto…, yo me llamo Caronte.
- Encantado de conocerle Sr. Caronte. Permítame la indiscreción pero, ¿qué hacía tirado sobre el camino?
-Pues no lo se…Yo estaba jugando un partido bastante lejos de aquí y de repente aparecí tirado sobre esta moqueta dorada. Vaya decorador con mal gusto, por cierto.
-Ya entiendo. Es usted otro de esos que viaja entre dimensiones. A mí siempre me pareció más entretenido viajar en el tiempo que viajar entre dimensiones, pero esto es como todo. Hay quien es de Lennon y quien es de McCarney. De todas formas entiendo por su cara que está bastante perdido. Nosotros vamos de camino a ver al Mago de Oz, un excéntrico tipo amigo del muñeco del monopoly que vive pasadas las montañas y que puede conceder cualquier deseo. Acompáñenos y tal vez pueda pagarle un puente aéreo a su casa, aunque es probable que le pida tu ropa interior a cambio. Fetichismo pudoroso.

La opción no era tan mala como podía parecer. Ese extraño tipo, el Juan Tamariz de un mundo edulcorado, podría devolverme a casa a cambio de mi ropa interior usada. Y a lo mejor ni la aceptaba, pues la adornaba un accidente intestinal de importantes dimensiones (el susto por el viaje y tal). Además, debía volver a mi mundo como fuese. Si no, la gente no me vería, y si no me veía me olvidaría y si me olvidaba es como si no existiese. Un silogismo que me condenaba a la desaparición, y entonces se acabaron la guitarra, las magdalenas metáfísicas y las pelis de Bigas Luna.
Y así los tres engendros y yo emprendimos camino hasta la consulta del citado mago. Un viaje excitante lleno de aventuras y aceitunas rellenas, sin contar con el conflicto con la MGM por el uso de la marca “Wizard of Oz”, pero pasaré directamente al momento en el que vemos al susodicho Mago, dejando los vericuetos del camino para otro capítulo. Una historia con saltos temporales y perífrasis artísticas, como si esto fuera Pulp Fiction.
Por fin llegamos a nuestro destino, un lugar que parecía una mezcla entre una consulta de un otorrino y una ferretería new age, y cogimos número colocándonos en la cola. Era larga, pero nada te sorprende cuando has estado en la del paro.
Uno a uno fueron desfilando los integrantes de la cola ante el la presencia del mago hasta que después de unas horas nos llegó nuestro turno. El primero en entrar fue León.
-Buenos días. Formule su deseo y rapidíto, que hay demora.
-…ehh, pues verá, yo es quería unas manos de verdad. Bonitas y gráciles. Es que esta están llenas de enormes dedos y no puedo cumplir mi verdadero sueño: tocar la flauta travesera.
-¡Concedido! –Y sus torpes garras se cayeron, creciendo unas estilizadas manos con la manicura francesa hecha en su lugar. León salió de la sala dando pequeños saltos mientras simulaba tocar una flauta invisible.
-¡Siguiente!

Espantapájaros fue el siguiente en entrar.

-A ver, tú qué
-…Yo…Me da vergüenza decirlo, pero es que hace tiempo que los pájaros me perdieron el respeto y ya no se asustan, es más se burlan de mi como hacían los demás espantapájaros en la escuela.
-¡Aquí tienes, piltrafilla!- Varios estruendos atravesaron la sala.
-Perdone ¿pero… eso qué es?
-Esto es una mágnum 44. Y ya sé lo que estás pensando: si disparé las seis balas o sólo cinco. La verdad, con todo este ajetreo yo también he perdido la cuenta, pero dado que esto es el mejor revolver del mundo, capaz de volarte los sesos de un tiro, no crees que deberías pensar que eres afortunado ¿Verdad que sí, vago? – Espantapájaros no daba crédito- ¡Toma panoli!¡A ver que pajarito se ríe ahora!

El feliz hombre de paja abandonó la estancia
Hombre de hojalata dio un paso al frente.

-Bueno C3PO, qué pides tú
-Verá Sr. Mago, yo que siempre he querido, lo que de verdad he anhelado es un escroto.
-Sin problemas latas. Aquí tienes el del toro de Osborne que había en la M30. ¡Vamos otro pedigüeño!


Y mientras un orgulloso Hombre de hojalata salía de la sala acariciándose los nuevos testículos, entré yo, y como parecía que era verdad que ese tipo concedía los deseos, por raros y retorcidos que fueran, decidí cambiar mi petición en el último momento. El hogar podía esperar.

-Bueno, barbitas, a usted que tripa se le ha roto.
Estaba nervioso, y no sé si volvería a casa, pero ese deseo es lo que de verdad quería….
-¡Habla, diantres, que tengo cita para un masaje libanés!
-Pues mire usted, es que nunca he tenido novia y…
-Y quieres una ¿verdad? ¿De que tipo? ¿Una a lo Megan Fox?¿Tal vez te vayan las tipo Jessica Alba?...Espera, que tú tienes cara de vicioso…seguro que quieres una Chus Lampreave…
-¡No,no…!Si he he estado con muchas mujeres. Verá, es que…yo que hace poco he empezado a salir con una chica y me gustaría…me gustaría….
-¡Por Crom!¡Hable!
-Pues verá…que me gustaría poder entenderla..
-….ummmh. Lo siento es lo único que no se puede hacer, haberlo pensado antes ¡Siguiente!