miércoles, 6 de febrero de 2008

EL SEPTIMO SELLO


La tarde transcurría lentamente en el apartamento de Johnny, que en un sillón enmohecía de forma progresiva al ritmo que los concursos deprimentes de una jornada dominical le marcaban, mientras sus arterias poco a poco se iban obstruyendo con preparados industriales y litros de cerveza y sus ojos se inyectaban de capilares provocados por el efecto de los rayos catódicos que de su viejo televisor de 24 pulgadas emanaban, cuando el estruendo provocado por el timbre de la puerta lo sacó de su letargo.
Malhumorado abandonó la postura casi incompatible con la vida que mantenía y fue a abrir con amargos andares. Un individuo con capucha y guadaña se agazapaba en el relleno mientras lanzaba estertores que evidenciaban su fatiga.

-¡Ah, ah! - respiraba como un jadeante perro en un 7 de agosto - Hola, buenas tardes…Esto…estaba buscando a un tal… - farfullaba entre dientes mientras rebuscaba entre su enredo de papeles - ¡Ah! ¡Aquí está! Un tal Johnson, John Johnson.
-Lo tiene ante usted. Que quiere. – contestó Johnny mientras de reojo buscaba los comerciales de la televisión.
-¡Menos mal! Llevo dadas tres vueltas a la manzana y no daba con la dichosa dirección. Estos incompetentes de personal. ¡Mire que letra tienen! ¡¿Esto le parece normal?!
-La verdad es que si es un poco embarullada, si…
-¿Me podría dar un vaso de agua? Es que vive usted en un 4º y el puñetero ascensor no funciona. Además estas túnicas no son lo que se dicen muy transpirables…y para colmo está lloviendo.
-Uhmm…, pase, pase… - Le invitó a pasar a regañadientes mientras pensaba en que hoy no vería quién se llevaba el bote en el programa.

El extraño invitado se apontocó en un sillón, y de un trago se bebió el vaso de agua para finalizar la operación soltando un espontáneo suspiró de alivio mientras se hundía entre la mullida tela abriendo las piernas como una meretriz de saldo.

-Oiga, perdone la indiscreción....pero usted es La Muerte ¿Verdad?
-¡Vaya! – Se sorprendió el invitado- ¡¿Cómo lo ha sabido?!
-Pues realmente no se si ha sido por la túnica, la manos de hueso o el rastro de insecto que trae detrás suya… Pero creo que la pista definitiva me la dio la guadaña… Si, creo que fue la guadaña…
-¡Rayos! ¡Que estúpido soy! Tiene usted razón, salta a la vista que soy La Muerte. Disculpe mi despiste. Es que soy nuevo en el negocio y todavía ando algo despistado…
-No se preocupe. Eso pasa en las mejores familias…Pero creí que usted era un mito, como el Bute, Papa Noel, el ratoncito Pérez y todos esos tipos. Que solo salían en los cuentos, la Biblia y las campañas de telefonía móvil…Es que eso de tenerla así de pronto, bebiéndose un vaso de agua en mi sofá…
-¡Desde luego! ¡Menuda raza escéptica la suya! A ver. ¿Usted cree en la existencia de los políticos?
-Hombre, pues claro…no me cabe duda…
-¿Y alguno se ha tomado una copa con usted alguna vez?
Un silencio incrédulo asoló el salón - …Tiene razón. Sus argumentos son irrefutables….
-Pues claro…, lo que pasa es que desde el comienzo de los tiempos su arrogante especie se ha creído el ombligo del mundo por estar en la cúspide de la pirámide alimenticia, pero en la sombra existimos una serie de curritos que velamos por mantener el perfecto equilibrio universal, para que ustedes, los monos sin pelo puedan acabar de destruir el planeta con toda la tranquilidad del mundo. En respuesta a su pregunta: Si,existimos… Aunque la verdad, es que el ratoncito Pérez en realidad no es un ratón: Es un señor de Parla bajito, peludo y con las paletas muy grandes que trafica con marfil.
-……
-Y Papa Noel es un gordo alcohólico rehabilitado que tiene un taller de inmigrantes ilegales, y que además se beneficia al Hada Madrina, otra yonqui rehabilitada.
-….
-Eso si, el Bute es un tío de puta madre
-… (Maldita cerveza de oferta) – masculló- …Esto…Y bueno… ¿Como fue que se metió en este negocio? Supongo que no sería por vocación…
-La verdad es que fue cosa de mis padres. Mi madre era la Parca y mi padre la Peste. Querían que continuase con el negocio familiar, que era tradición y todo eso, y al final mira. En realidad mi ilusión era ser artista. Me hubiera encantado dedicarme al arte conceptual contemporáneo.

La situación comenzaba a rozar el surrealismo.

-Hombre, no pierda la esperanza. Siempre está a tiempo ¿No?
-¡Bah!, Es complicado que la gente te tome en serio cuando pareces un extra de una película de Tim Burton. Además aquí tampoco estoy mal del todo. Tengo mis 14 pagas, mi mes de vacaciones, gozo de cierta posición social…Y también conozco gente. El otro día precisamente hice una barbacoa con unos compañeros a las orillas de la Laguna Estigia. ¡Que risa cuando Virgilio se calló a sus fangosas aguas y no podía salir!

Ya no rozaba el surrealismo. Lo traspasaba ampliamente

-...Todo eso me parece altamente interesante, pero a pesar de la indiscreción ¿Me podria decir que le trae por aquí…?
-Je je je. Con lo listo que parecía usted… Creo que es obvio. Vengo a llevármelo. Es su hora…
-¡¡¡¡¡Queee!!!! – Johnny no daba credito a lo que oía. Miles de pensamientos alborotados cruzaban por su cabeza a velocidad crucero. Su familia, sus amigos, su novia (vale, la chica que observaba con los prismáticos), la colección de muñecos de Happy Meal, todos los capítulos de Earl que le quedaban por ver, los bollitos de la pantera rosa…
-Debe ser algún tipo de broma. No me lo creo. Soy demasiado joven. Vale reconozco que no me cuido, y fumo, y bebo, y visito lugares de alterne, pero a parte de eso… ¿No sería mejor si lo discutimos mientras jugamos una partidita de ajedrez y tomamos un zumo? Mire, si hasta las piezas son personajes de “La guerra de las galaxias”… La torre es Jabba.
-¡Maldición! ¡Desde aquella película todos creen que soy un Kasparov en famélico! ¡Odio el ajedrez! Venga déjese de estupideces y vamos, que aún me quedan cuatros visitas todavía…
-No, no ¡Por favor! – Johnn se veía ya en el inframundo, compartiendo habitación con John Wayne, cuando su aguda vista, entrenada a base de espiar a las vecinas, descubrió un dato muy interesante para su supervivencia – ¡Alto! ¡Espere, espere! ¡Mire ese papel!¡Ahí dice “Arkansas”! ¡Y esto es “Almansa”, provincia de Albacete!

Desconcertada, La Muerte comenzó a revisar sus papeles hasta darse cuenta del error que estaba a punto de cometer.

-Pues tiene razón… No es aquí donde tenía que ir… ¡Joder! ¿Por qué me pasan a mí siempre estas cosas? En fin, disculpe las molestias. Como le dije soy nuevo… Lo siento de veras…
-Nada, nada, cosas que pasan…si yo le contase mi primer día de trabajo… Total, estos calzoncillos ya estaban viejos…
-Pues lo dicho, que lo siento mucho por el susto. Voy a ver si arreglo esto. Tendré que llamar a la oficina y aclararlo. Me temo que hoy también me va a tocar almorzar fuera…Bueno, perdone las molestias. De todas formas, viendo en su ficha dice que nos veremos pronto…En fin. Adiós y buenos días.
-….

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