domingo, 23 de septiembre de 2007

LLUVIA


Caen las primeras gotas de lluvia del otoño. En realidad aún no es otoño, pero debería serlo. Un cielo encapotado como este no corresponde a un verano, o al menos eso me enseñaron en la escuela. El astro rey se esconde, suspirando detrás de unas nubes porque sabe que podrá descansar durante un buen rato. Con el agua, las florecillas sonríen, el aire huele bien y los caracoles, de forma paradójica, hacen rápida su aparición. La fragante lluvia revive los charcos, que desde primavera permanecían escondidos, atentos a que el cielo se encapotara de nuevo, deseosos de poder volver a salir a jugar, perdiendo su timidez. El transparente líquido tiñe de gris el cielo, y mi corazón de nostalgia.

Pero la alegría no dura mucho. En esta época la lluvia es todavía escasa, y viene y va, como una dama juguetona. Es quizás este flirteo lo que la hace tan embriagadora.

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