lunes, 6 de octubre de 2008

Palabra de Constantino


Maldito Constantino Romero. Que sabio es el jodio. Que visionario. Cuanta razón tenía cuando llamó a aquel programa dominical El tiempo es oro. Yo estoy convencido de que ese nombre no se lo puso por casualidad, sino que intentaba abrirnos los ojos a los mundanos telespectadores. Un hombre que luce un bigote con esa elegancia no puede dejar ese tipo de cosas al azar. Y es que el maldito tenía razón. El tiempo es un bien inmaterial que se escurre de entre las manos como la arena, sin poder sujetarlo, como el mercurio de un termómetro roto. Por mucho que nos empeñemos en intentar agarrar las bolas estas se deshará en cientos de miles de bolitas microscópicas, que como por arte de magia desaparecen hasta su dimensión favorita. Ya podemos aburrirnos de desear que las cosas no cambien, que es imposible parar el reloj. Avanza, y el bar que tanto nos gusta acabará cerrando, y el colega con el nos pegamos las juergas se terminará casando. Puedes querer ser como Bill Murray, pero solo eres un pringado que escucha a Charles Mingus mientras desea bobadas frente al word. Y rabia me da no haberme dado cuenta hasta ahora. ¡Cómo no le hice caso a un tipo que le presta la voz a Darth Vader y Terminador…! La verdad es que ya hace tiempo que me percaté de este asunto, pero siempre he sido un tipo de digestiones lentas. Y claro, como no podemos detener el lapso temporal que queremos ni detener la supuesta maduración pues no te queda más remedio que claudicar y buscar pareja y formar familia y todas esas zarandajas ¡Joder! ¡Con lo feliz que soy yo con mi Playstation, mis borracheras sucias y mi pijama de franela con agujeros! El efecto dominó se desencadena, y las fichas van cayendo por su propio peso. Una tras otras, una tras otra… Y la gente empieza a mirarte mal por ser un soltero con camisetas de spiderman. En determinados círculos no comprenden que el sexo con otras ya no me divierta. A mi mano no tengo que invitarla a cenar para tener sexo. Si Constantino supiera que la última chica con la me acosté calzaba la mesita de noche con un ejemplar del diario de Ana Frank seguro que irrumpía con su mágnum 44 gritando “Venga, alégrame el día”.
Quizás esta negación ante el compromiso se deba a que mis relaciones han sido un completo fracaso. De hecho habitualmente tengo pesadillas recurrentes con mis exnovias saliendo unas de dentro de otras como esperpénticas matriuskas.
Cada día estoy más convencido de que vivimos en un universo solitario, inhóspito, miserable y desagradecido, pero que le vamos a hacer, siempre nos quedaran Sgt. Pepper.

2 comentarios:

tequila dijo...

buenas:
lo de que no podemos parar el tiempo de acuerdo... pero lo de que no le entiendan por ser el último soltero con camiseta spiderman.... oiga, con todo el respeto: cambie de amigos!!!
Personalmente creo que hay relacciones politicamente incorrectas que funcionan de maravilla: sobre todo si no se alargan en el tiempo y no comparten espacio.
En fin... ni idea( pero que me apetecía comentar y saludarle)
Un beso

Sulfamidas Smith dijo...

Interesante convicción.
La perfecta simbiosis entre la teoría de los agujeros de gusano de Stephen Hawking y el Manuale d'amore.
Me encanta.