miércoles, 21 de noviembre de 2007

MATASIETE


En una extraña combinación de maldición y fantasía se perpetra el sismo que sacude las rabadillas de los convidados, consiguiendo que hasta el último invitado en discordia tiemble perplejamente, asistiendo estuporosos al atronador discurso de un profesor de parapsicología barata para aficionados.
La imaginación siempre fue considerada como una gran virtud por los intelectuales desde tiempos de los fenicios, pero existen contados y documentados casos en los que es tachada plenamente de abominación, y es que dejada en malas manos es capaz de volverse tan peligrosa como un mono neurótico con un alfiler, pudiendo dejar incontable número de victimas emocionales a su paso, como si de un maratón de chistes de Paco Gandia se tratase. Víctimas que probablemente, y en el mejor de los casos, tarden lustros en recuperar millones de axones y dendritas despiadadamente mutiladas con inconexos discursos y mortal verborrea. Dicho sea de paso, este mal uso debería conllevar consigo una responsabilidad penal, debiendo acuñarse algún nuevo término como “terrorista neuronal” y una serie de multas y condenas. O por lo menos estos personajes deberían deambular por las calles con una “A”, de “Altamente bravucón”, bordada en el pecho, permitiendo poder hacerles un hábil regate a lo Romario en sus mejores tiempos y dejando la (i)responsabilidad de su aproximación a insensatos, temerarios y suicidas en potencia, porque por todos es sabido que estos individuos ejercen una órbita elíptica sobre si, tipo agujero negro, que te atrapa a su vera y no te suelta hasta que todo el bulo ha sido vomitado sobre el mártir.

Es por ello que expertos reputados de todo el mundo, tras estudiar la situación detenidamente, recomiendan la sabia prevención como mejor arma, y en caso de no poder evitar el fatídico envite se recomienda recurrir al viejo truco de pensar en el muñequito de los Marshmallows hasta que amaine el temporal, con la esperanza de que en un probable futuro se invente algún tipo de vacuna, que pueda ser administrada junto con la triple vírica en el colegio.

2 comentarios:

confin dijo...

Tú y yo conocemos a un tío q hizo de la imaginación desdicha...y esos cabrones si algo tienen es q desmoralizan.

Sulfamidas Smith dijo...

¡Como si uno no tuviera bastante con la falta de aptitudes psicomotoras! En estos casos solo cabe recurrir a un buen mojito...para desmoralizarse aún más..