viernes, 12 de octubre de 2007

A VECES SUEÑO CONTIGO


Anoche volví a soñar a contigo. Una vez más.
Últimamente lo hago a menudo. Quizás demasiado.
Ahí estabas de nuevo, casi sin desearlo, de forma onírica pero tan tangible como todas las noches. Esta vez aparecías muy otoñal, tan fría como el hielo, pero cálida como la sonrisa de un niño. Sin duda, esa eras tú. Te recordaba como siempre, como la última vez que te vi: sensual, dicharera, acogedora, pero engalanada para la ocasión, como si por ti no pasara el tiempo. Y es que tal vez no lo haga.
Es posible que sea cosa de mis aduladores ojos, pero cada vez te veo más joven, como cuando estábamos juntos, como si fuera ayer de cuando hablamos. Pero ya no lo estamos. Ojalá hubiésemos vivido en una pecera atemporal, donde no pasaran los días, donde hubiéramos sido eternos. Ojalá todo fuera como cuando éramos jóvenes. Pero ni yo soy tan joven, ni tu estás conmigo. ¡Que tiempos aquellos!
Conocía hasta el más recóndito rincón de tu tierno corazón, incluso mejor que la palma de mi propia mano, porque para mí ya no tenias secretos. Tus exquisitas curvas no guardaban ya misterios para mí tras haberlas hecho y deshecho más de un millón de veces, vertiginosamente, con afán y esmero, con primor y gallardía. Recuérdalo, hace mucho que dejaste de ser impenetrable.
Recuerdo esas noches contigo. Tenías un don especial que las convertía en inmortales. Yo solía beber mi zumo de cebada, sentado en el puente mientras escuchaba tu ronroneo, y aunque nos rodearan miles para mi estábamos solos. No dejabas de sorprenderme. Hacías cada noche distinta a las otras. Así eras tú. Desconcertante pero fascinante.
Sin embargo hoy te veo tan lejana…
Se que no esperas otra cosa, que me haya ido con otra para no regresar, que me olvidase, que te enterrara. Pero no es así. Tú eres única. Tú eres mía. Tú eres especial.

Tú eres mi ciudad.

No hay comentarios: