domingo, 8 de enero de 2012

Mensaje de Navidad



Exclusiva; el equipo de investigación de Sulfamidas se ha hecho con una copia del discurso real de Nochebuena. Aquí está.

Desgraciadamente, y a pesar de mis esfuerzos, aún no he conseguido dominar las magnitudes físicas, y es por eso que los acontecimientos transcurren ajenos a mi voluntad, dándose el año la vuelta como si fuera reversible y volviendo a ser de nuevo Navidad. La gente aprovecha estas entrañables fechas (entrañables de entrañas) para celebrar el nacimiento del niño Dios. A mí siempre me ha gustado más celebrar que un 25 de diciembre, el pretendiente carlista al trono de España, Carlos María Isidro de Borbón, conde de Molina e infante de España, fue coronado como Carlos VII. Siempre me ha parecido más emocionante. En cualquier caso, como todos los años, aprovecho para felicitaros, es cosa vuestra decidid por qué.
Durante estos días, el croma de la vida cambia de los otoñales tonos ocres al de los luminescentes colores de los escaparates y las juguetonas bufandas de lana que acarician los gaznates, mientras que en las casas comienzan a montar el portal de belén o los árboles de Navidad. En mi caso yo vivo todo el año con el árbol de Navidad y aprovecho estas fechas para desmontarlo. Llega esa época inspiradora para la bondad y las buenas acciones, en la que los niños miran confundidos los anuncios de juguetes y sus padres suspiran por el premio Gordo. Si la regla del equilibrio cósmico se cumple debería tocarme a mí este año, que entre ojos operados y yernos...
Empaparos de ambiente navideño. Comed turrón y haced maratones de películas navideñas. Mis sugerencias: Solo en casa 1 y 2, los gremlins y un padre en apuros.
Vuestra familia se reúne a la hora de la pitanza, mientras que en la tele veis mi discurso copy paste anual, (soy tela de campechano), y os resumo el año como si no hubiéramos estado allí. Nos ponemos elegantes y usamos gorros que eliminan todo el barniz de respetabilidad. Los salones se llenan de sonidos. De sonidos de madres quejándose, de abuelos con anécdotas inagotables, de champanes que se escapan con la nariz y de las ganas de cotillón. Huid de los cotillones, hacedme caso. Se de buena tinta que los inventó el mismo tipo que inventó la regla y las galletas del Facebook. Bailas con alegría y soplas el matasuegras hasta que una chica guapa aparece delante de ti. Abres los ojos sorprendido, cada vez más y más, hasta que se te acaban juntando y te conviertes en un cíclope. Es mentira. Ella no es tan guapa. Es posible que ella no sea mujer. Es el alcohol que mira por ti.
Aunque creáis que no tenéis remedio haced deseo de enmienda y pensad en vuestro buen propósito para el 2012. El mío es que nombren a Chiquito de la Calzada como Académico de la lengua.
Pero sobre todo, seguid siendo de los Reyes Magos y pasad de Papa Noel.

El Rey

No hay comentarios: