viernes, 4 de marzo de 2011

Wanted


Me encantan las pelis del oeste. Con sus indios, sus vaqueros y sus duelos al sol. Ese regusto a clásico que lo impregna exaltando las virtudes de pistoleros al servicio de la ley. Ese villano que desgraciadamente siempre acaba derrotado ante el bueno de la película, galán que se queda con el dinero y la chica. Y digo desgraciadamente porque siempre he empatizado con el malo. Será por mi faceta de villano.
No es algo raro ya que el que me conoce sabe que siempre me ha gustado aterrorizar al inocente y soy lujurioso, bárbaro y de escasa virtudes morales. De pequeño iba con los Cobra-Kai, quería pertenecer al Lado Oscuro de la fuerza y lloré más cuando murió Hans Gruber que con lo de Chanquete. Pero encima de todo lo que más me apasionaba del malo es la posibilidad de tener un cartel con tu foto que pusiese “WANTED” debajo con una cantidad absurda de dólares de recompensa que adornaba tabernas y comisarías. Toda una declaración de intención. Y esa cantidad a veces era tan absurda como la recompensa que dan por capturar un beso entre Piqué y Shakira. Y sin ser los malos de la película, que tiene más mérito (aunque mi abuela dice que esos bailes de cadera son cosas del demonio. Investigaremos la relación)
Los de ahora son cazarrecompensas modernos motorizados, que recorren Barcelona en busca de ese robado que tiene el signo del dólar estampado. La nobleza de un colt del 36 sustituida por la falta de escrúpulos de un canon réflex. Más bonita, sí, pero menos regia. No hay la misma emotividad en sus flashes que en un tiro a quemarropa. Porque matarte, te mata, pero el asesino se le notaba que lo pasaba mal, sobre todo si tenía que matar a un colega o a un compañero de póker pero lo primero era ser profesional. Eso eran tipos con honor.
Siempre he pensado la paradoja que se crearía si a un cazarrecompensas lo contratasen para asesinarse a si mismo. Sería como un fantasma cazafantasmas. Ser profesional o no matarte, importante dilema moral. Toda una destrucción personal, en el más amplio de los sentidos. Un psicoanalista se hubiera puesto las botas con el precursor de los planteamientos del existencialismo.
Pero todo esto son solo pensamientos. Pensamientos que nadie quiere escuchar, salvo el tipo que me vende el pan en el colmado de la esquina, aunque empiezo a sospechar que lo hace porque no puede dejar la tienda y dejarme allí plantado.
Y si en las películas los pistoleros tenían balas que no se acababan a mí me pasa lo mismo con los pensamientos. Tengo de todas las clases y tamaños, como por ejemplo: Si pagan un millón de euros por un beso de Piqué ¿por qué nadie paga lo mismo por uno mío? No lo hago tan mal (creo). O mejor, ¿por qué nadie paga un millón por una foto de Piqué enrollándose consigo mismo? Eso sí que tendría mérito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que un beso de Pique valga tanto..bueno, habria que preguntarselo a Sakira, claro. Tampoco creo que seas tan barbaro y ...como era ..lujurioso???

Sulfamidas Smith dijo...

Bárbaro y lujurioso es como me llama la mayoría de la gente.
Menos mi madre, que me llama "eh tú, cabezón".
Y las mujeres que me llaman..., bueno, en realidad las mujeres no me llaman.

Anónimo dijo...

¿Has probado a darles tu tfno?..

Sulfamidas Smith dijo...

La última mujer a la que le di mi teléfono se lió un porro con el papel donde estaba escrito.